El comienzo de este 2020 nos ha dejado la magnífica noticia del récord de instalación de renovables con cerca de 7 GW nuevos de potencia: 6.456 MW conectados a la red y 408 MW de autoconsumo. Y, lamentablemente, también nos ha traído una pandemia a escala global que amenaza no solo nuestra salud sino también nuestra economía.
Si la crisis del COVID-19 nos hubiera golpeado con un escenario de Transición Energética bien planificado a medio y largo plazo, nos habríamos podido centrar en luchar contra la pandemia, mantener la salud de nuestros trabajadores y seguir suministrando ese bien tan básico que es la energía. No debemos olvidar, especialmente cuando muchos nos confinamos en nuestros hogares a realizar teletrabajo, que cerca del 40% de nuestra electricidad proviene de fuentes renovables. No solo somos un sector de futuro, somos también un pilar de la sociedad actual.
Como decíamos, más allá de la crisis actual, que pasará. Nuestro sector tiene grandes incertidumbres sobre el futuro que debemos resolver si queremos alcanzar los ambiciosos objetivos de cara a 2030.
En primer lugar, ante un escenario que nos exigirá instalar en la próxima década alrededor de 6.000 MW nuevos de potencia renovable anual, nuestro país sigue sin contar con un calendario de incorporación de nuevos proyectos. Si este calendario debe ser orientativo, basarse en subastas o confiar en el mercado, es una decisión política que debe respetarse; pero es imperativo que ese calendario exista para poder planificar la actividad de las compañías. Más aún cuando la crisis mundial que está desatando la pandemia del coronavirus requiere una respuesta firme para poder reactivar nuestra economía tras este grave problema de salud que, como todo en esta vida, pasará.
En segundo lugar, desde la Asociación no nos cansamos de defender la necesidad de contar con un mix renovable diversificado y complementario. Llevamos más de tres décadas defendiéndolo y hoy es más necesario que nunca. La electricidad es solo el 22% de nuestra energía. Por más que queramos que las renovables supongan el 74% de esa electricidad en 2030, la mayor parte de los objetivos requieren sobre usos no eléctricos. Es necesario dotar de mayor peso a las renovables térmicas y facilitar su integración en el transporte. Aunque la electrificación de la economía puede ayudar – en APPA Renovables estamos integrados en el Foro para la Electrificación –, debemos contar con un plan de acción para que las renovables crezcan en los sectores difusos.
El objetivo final, realizar una transformación de nuestro modelo energético, va más allá de los números. El 32% europeo, el 42% nacional… no son más que cifras que, dada nuestra experiencia pasada, es posible que no se alcancen. Pero si ponemos sobre la mesa una planificación del cambio y dotamos a las empresas de un entorno regulatorio propicio, el cambio se producirá. Y estamos seguros de ello porque las renovables han demostrado que, cuando se confía en ellas, responden. Las renovables seguirán suministrando electricidad, calor y biocarburantes durante la pandemia y, cuando por fin pase y necesitemos recuperar nuestra economía, serán una magnífica herramienta para llevar riqueza y empleo a todos los rincones de nuestra geografía.
José María González Moya
Director General de APPA Renovables